La Ratonera de Agatha Christie llegó al Teatro Principal de Zaragoza siendo la obra que ostenta el récord de ser la función teatral con mayor número de representaciones ininterrumpidas en Londres. Concretamente, 59 años consecutivos estando en los teatros más prestigios de la capital de Inglaterra.
Con esos alicientes, el interés que despertó en mí la llegada de esta joya de la corona británica era máximo. ¡No me podía perder una obra tan sublime! Con las entradas en mi mano, llegué al teatro el sábado 14 para ver la sesión de las 19:00 (también había otra a las 22:00). A poco de comenzar la función, el estado de la sala me indujo a pensar que la obra merecía la pena ya que el aforo estaba completo.
Con estas buenas sensaciones que tenía comenzó la obra. Desde mi posición (cuarta planta) no se podía diferenciar con claridad las caras de los actores, pero eso no es necesario para reconocer que tan bien lo hacen los intérpretes, o lo que estos logran transmitir al público… en este caso, diré que más bien poco.
Paco Churruca que interpretaba al estrafalario Paravicini en la obra fue el que transmitió algo a los asistentes, y es que cada vez que aparecía sobre el escenario la carcajada estaba asegurada. El otro actor laureado esa tarde fue Manuel Baqueiro (más conocido como Marcelino por su papel en la serie Amar en Tiempos Revueltos) que interpretaba al Sargento Trotter. No sólo causó sensación por ser el más “famoso” sino que su personaje también derrochaba humor.
Algo que me enamoró fue la escenografía. Era maravillosa, perfecta, prodigiosa, extraordinaria… El público podía sentir que estaba en el hall de un hotel de Londres en pleno siglo XX. El sofá, la chimenea, el teléfono, la mesita… todo era ideal y estaba en total consonancia con la época en la que se desarrolla la obra. Además, ¡nevaba dentro del Teatro Principal! El efecto logrado para reproducir el frío invierno dentro de la obra era fantástico y como he dicho parecía real.
Otro aspecto a destacar es el juego de luces y focos que se llevó a cabo a lo largo de toda la obra. Un factor muy bien usado por Carlos Alzuela (diseñador de iluminación). Consiguió generar tensión, interés, situaciones graciosas etc. con un simple cambio de luz. Hay que decir que sin la buena compenetración con los actores, este resultado no hubiera sido de tal nivel. Puede que fuera lo único bueno que hicieran los interpretes esa tarde…Pero esa es mi opinión, como bien se expresa ¡para gustos están los colores!
Y es que como dice la cantante Merche en una de sus canciones, “una de cal y otra de arena”. Y en esta obra, ese dicho estuvo patente. A parte de la mala actuación de alguno de los actores, el guión de la obra dejaba mucho que desear. Me pegué la primera parte de la obra deseando que llegara el descanso. Me entretuve más pensando en lo que chirriaban las escaleras de la planta cuarta del teatro, que en el desarrollo de la famosa obra.
El desarrollo de esta primera parte era poco ágil y muy repetitivo. Sentía la sensación de que todo el rato se decía lo mismo, los mismos datos, los mismos nombres, las mismas explicaciones… Parecían profesores que repetían tres o cuatro veces la lección para que sus alumnos la aprendieran. Con decir que el momento de mayor interés durante esa primera hora fue descubrir en qué parte del teatro sonaba la melodía preseleccionada de Nokia… ¿Es que la gente no sabe como hay que comportarse en un teatro? Por favor, apaguen sus teléfonos móviles cuando acudan a algún acto de este tipo.
La segunda parte mejoró, pero no por el guión o por la interpretación de los actores (con ciertas excepciones). Lo hizo porque todos sabíamos que se iba a producir el desenlace de la obra, íbamos a saber quien era el asesino, aquel al que todos buscaban… Y la verdad que la respuesta fue toda una sorpresa…
En fin, 59 años consecutivos de La Ratonera en Londres, pero mucho me temo que como no cambie la cosa este éxito no se cosechará aquí.
*A continuación aparece la página web del Teatro Principal de Zaragoza para poder consultar las próximas funciones:
http://www.teatroprincipalzaragoza.com/repre.php
Con esos alicientes, el interés que despertó en mí la llegada de esta joya de la corona británica era máximo. ¡No me podía perder una obra tan sublime! Con las entradas en mi mano, llegué al teatro el sábado 14 para ver la sesión de las 19:00 (también había otra a las 22:00). A poco de comenzar la función, el estado de la sala me indujo a pensar que la obra merecía la pena ya que el aforo estaba completo.
Con estas buenas sensaciones que tenía comenzó la obra. Desde mi posición (cuarta planta) no se podía diferenciar con claridad las caras de los actores, pero eso no es necesario para reconocer que tan bien lo hacen los intérpretes, o lo que estos logran transmitir al público… en este caso, diré que más bien poco.
Paco Churruca que interpretaba al estrafalario Paravicini en la obra fue el que transmitió algo a los asistentes, y es que cada vez que aparecía sobre el escenario la carcajada estaba asegurada. El otro actor laureado esa tarde fue Manuel Baqueiro (más conocido como Marcelino por su papel en la serie Amar en Tiempos Revueltos) que interpretaba al Sargento Trotter. No sólo causó sensación por ser el más “famoso” sino que su personaje también derrochaba humor.
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| Manuel Baqueiro |
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| Paco Charruca |
Algo que me enamoró fue la escenografía. Era maravillosa, perfecta, prodigiosa, extraordinaria… El público podía sentir que estaba en el hall de un hotel de Londres en pleno siglo XX. El sofá, la chimenea, el teléfono, la mesita… todo era ideal y estaba en total consonancia con la época en la que se desarrolla la obra. Además, ¡nevaba dentro del Teatro Principal! El efecto logrado para reproducir el frío invierno dentro de la obra era fantástico y como he dicho parecía real.
Otro aspecto a destacar es el juego de luces y focos que se llevó a cabo a lo largo de toda la obra. Un factor muy bien usado por Carlos Alzuela (diseñador de iluminación). Consiguió generar tensión, interés, situaciones graciosas etc. con un simple cambio de luz. Hay que decir que sin la buena compenetración con los actores, este resultado no hubiera sido de tal nivel. Puede que fuera lo único bueno que hicieran los interpretes esa tarde…Pero esa es mi opinión, como bien se expresa ¡para gustos están los colores!
Y es que como dice la cantante Merche en una de sus canciones, “una de cal y otra de arena”. Y en esta obra, ese dicho estuvo patente. A parte de la mala actuación de alguno de los actores, el guión de la obra dejaba mucho que desear. Me pegué la primera parte de la obra deseando que llegara el descanso. Me entretuve más pensando en lo que chirriaban las escaleras de la planta cuarta del teatro, que en el desarrollo de la famosa obra.
El desarrollo de esta primera parte era poco ágil y muy repetitivo. Sentía la sensación de que todo el rato se decía lo mismo, los mismos datos, los mismos nombres, las mismas explicaciones… Parecían profesores que repetían tres o cuatro veces la lección para que sus alumnos la aprendieran. Con decir que el momento de mayor interés durante esa primera hora fue descubrir en qué parte del teatro sonaba la melodía preseleccionada de Nokia… ¿Es que la gente no sabe como hay que comportarse en un teatro? Por favor, apaguen sus teléfonos móviles cuando acudan a algún acto de este tipo.
La segunda parte mejoró, pero no por el guión o por la interpretación de los actores (con ciertas excepciones). Lo hizo porque todos sabíamos que se iba a producir el desenlace de la obra, íbamos a saber quien era el asesino, aquel al que todos buscaban… Y la verdad que la respuesta fue toda una sorpresa…
En fin, 59 años consecutivos de La Ratonera en Londres, pero mucho me temo que como no cambie la cosa este éxito no se cosechará aquí.
*A continuación aparece la página web del Teatro Principal de Zaragoza para poder consultar las próximas funciones:
http://www.teatroprincipalzaragoza.com/repre.php
